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Opinión | El viacrucis de la movilidad.

La movilidad en Latinoamérica ha sido el gran dolor de cabeza para neófitos y expertos en el tema. Cada que llega un nuevo gobierno, este aterriza con su “cuadrilla” de estudiosos, urbanistas y sabios en infraestructura vial y urbana. En la planeación como tal, incluyen pasos a desnivel; ya sea túneles o puentes elevados, vías con amplias calzadas, semáforos, y toda esta cantidad de herramientas que sirven para regular tanto el tránsito automotor, como el peatonal. Por supuesto, que esto trae consigo grandes inversiones que algunos países pueden atender con relativa facilidad, pero hay otros donde se queda solo el proyecto en el papel, o en el mejor de los casos en obras a medio terminar. Esta problemática es exponencialmente creciente, dado que en el parque automotor del país, provincia, departamento o ciudad, se nota el auge e incremento de vehículos, colapsando las deficientes vías que se tienen y por ende formando el caos en todo momento y peor aún en las llamadas horas pico.

Si bien es cierto que en Colombia se ha avanzado mucho en solucionar el tema de la movilidad, también es cierto que aún falta por entregar a los habitantes las garantías mínimas básicas para su desplazamiento. Ya se ven ciudades donde el antiguo anillo vehicular a nivel o round point —glorieta, dicho por otros— se ha cambiado por majestuosos pasos elevados y túneles debidamente controlados desde una central de comunicaciones. Todo lo que se invierta en infraestructura en nuestro país será de resultado inmediato. Pero no es solo la inversión en cemento el faltante, también se debe legislar con normas claras para la regulación del tránsito automotor y peatonal. Podemos decir que el pico y placa que se aplica en algunas ciudades es un paliativo ante el problema de tráfico vehicular, con relativos buenos resultados en las horas pico. Neiva, una ciudad de 450.000 habitantes —incluida la población desplazada que se radicó en esta y no contemplada en el último censo— no podía ser la excepción a la problemática en mención. Los datos indican que en la ciudad ruedan alrededor de 80 mil motocicletas, casi 30 mil vehículos particulares, 2.196 taxis y alrededor de 600 buses que recorren diariamente las diferentes rutas; suma que la Secretaría de Movilidad considera alta. Están claramente determinados los sectores donde la situación es más crítica como son: el centro y microcentro, que incluye la carreras Segunda, Sexta y Séptima, entre otras; igualmente la comunidad se queja de la congestión en la avenida La Toma, la carrera 16, la carrera Primera de Cándido, las inmediaciones del Parque Andino, entre otros.

Podemos decir que aquí confluyen tres situaciones: la de infraestructura, la de normas de tránsito propias de la ciudad, como también la de cultura ciudadana. El caso de infraestructura vial interna podría ser el más complejo por cuanto para solucionar este problema, se requiere de mucha inversión, además que no será de resultado inmediato sino del mediano y largo plazo. Los dos restantes, normas de tránsito propias de sus habitantes y la de cultura ciudadana son de atención y resultado inmediato. Es que se puede regular por ejemplo que la gran cantidad de motociclistas solo puedan andar por el carril derecho (como se hace en la ciudad de Cali) con esto se evitará la congestión que estos ocasionan, desplazándose en zigzag o culebrilla y metiéndose por donde no caben, poniendo en riesgo sus propias vidas como las de los peatones; se debe revisar el esquema vial para disminuir los giros a la izquierda, giros a la derecha y giros en U en tramos muy cortos para con esto evitar los monumentales trancones. Legislar para evitar que se estacionen vehículos a lado y lado de las vías, con lo que se conseguirá que el tráfico se mueva de forma fluida y sin inconvenientes; así otras medidas que después de un estudio minucioso propendan por solucionar los problemas de movilidad solo con acatar unas normas. Y en cuanto a cultura ciudadana, hacer campañas institucionales para socializar las nuevas determinaciones, como también para que el ciudadano del común, el peatón y quien se desplaza en cualquier clase de vehículo acate y respete las normas dictadas.

Es tarea del alcalde Lara Sánchez y su secretario de movilidad Jimmy Puentes Méndez, tomar o no las decisión e iniciativa, si quieren ver a la ciudad de Neiva sin el viacrucis de movilidad a que está sometido diariamente.

¡Hasta la próxima!

Por: Ricardo Alonso Puentes

Ricardo Alonso Puentes

Nacido en Rivera (Huila), residente en Santiago De Cali - Administrador de Empresas, Abogado, Especialista en Finanzas, Periodista deportivo de la Universidad De Rosario de Argentina. Comentarista de Onda Gol - Alfa estéreo 107.8 FM.

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