Opinión

OPINIÓN | La política, el arte del desprestigio.

Mal vista se ve la política en estos tiempos. Se aproximan dos nuevas contiendas electorales a nivel nacional, y ya comenzó la preocupación de muchos para recaudar sus pobres votos. Estamos ante una política que además de deshonrada por quienes la practican, se ha vuelto una fábrica de reclusos por quienes la vigilan. Y es así como se inicia fundamentalmente el poder para destruir enemigos y congraciar a sus amigos, es allí donde inicia una cruzada de las más inimaginables ‘chuzadas’ sin que medie orden judicial que las habilite. Da miedo hacer política en estos tiempos de cólera.

Hoy debo decir que la clase política nacional, no está pasando por su mejor momento, verbigracia los grandes escándalos donde se han visto envueltos varios de los hoy candidatos a ocupar uno de los escaños más poderosos de nuestro país. Además, sabemos de primera mano, de partidos políticos que están más fraccionados que nunca, aunque esto no es nuevo, ya que si nos devolvemos un poco a la historia negra de nuestra política nacional, hallamos que ni siquiera cuando los grandes caudillos han ejercido de alguna manera poder, como los casos de Jorge Eliecer Gaitán y Luis Carlos Galán, su partido –Liberal- no estaba totalmente unido alrededor de ellos, dejando entrever, que los grandes gamonales nunca se pondrán de acuerdo si en algún momento de su vida se ve su poder en riesgo de desaparecer.

Hoy la grandeza histórica del ciudadano ha tomado una iniciativa atrevida y revolucionaria. Un honor excepcional reflejado en el plebiscito que refrendaría los acuerdos de paz, privilegio semidemocrático que se debe tomar como un primer aviso de gran tributo. Nos les extrañe, si en los resultados finales para presidente, nos tropecemos con una decisión de extrema, -sin definir claramente de derecha o de izquierda- por el miedo a que se repita la ambigüedad interpretativa del actual presidente de la república, donde unos días gobernaba con mayor lucidez administrativa y otros con una pobreza mental salvaje, inspirada en burlas al pueblo Colombiano.

¿Qué nos espera a los que nos gusta la política?, los colombianos de bien nos vemos encerrados en una especie de limbo público, dónde el interés unánime —creería yo— que es hacer buena política, nos van rezagando los mismos con las mismas y los que aún sobrevivimos, no sabemos qué hacer con el abstencionismo, ya que la gente no cree en los partidos políticos, no cree en la paz de Santos, pero peor aún, creen que todos los políticos son corruptos, y es este punto el que ha generado un desgaste en la frágil acción pública en la que participamos fielmente los que queremos una Colombia mejor.

Finalmente como reflexión nos queda, que la esperanza nos direcciona a seguir creyendo en un país diferente, en la esperanza de un país mínimamente mejor, ya que todo lo contrario sería la ceremonia ritual de las anteriores contiendas electorales, una auténtica radiografía de una sociedad corrupta heredada por las malas influencias, o los malos líderes, donde la doble moral nos acompaña y donde ni siquiera un sacudón grande como el NO en el plebiscito, nos salvaría de la hecatombe final.

Por: Julián Perdomo Cabrera
@julianperdomoca

Julián Perdomo Cabrera

Administrador de empresas. Aspirante a especialista en contratación estatal y negocios jurídicos de la administración. Tecnólogo profesional en formulación de proyectos. Asesor de proyectos experto en inversión pública. Auditor interno del instituto latinoamericano de la calidad. Diplomado en gestión pública. Diplomado en contratación del estado. Diplomado en sistemas de gestión integrado y modelos de excelencia. Diplomado en derecho administrativo. Diplomado en presupuesto y hacienda pública.

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