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Opinión | Jugarle al juego; el fin de las firmas encuestadoras.

En el mundo y con más auge en Colombia, están proliferando las firmas encuestadoras; empresas que se dedican a medir y analizar comportamientos o tendencias de un segmento de una población específica o general, con base en esta y mediante una infinidad de cruces o análisis, se determina un comportamiento. Digamos que las encuestas que más se contratan o realizan son aquellas que sirven para medir un mercado en cuanto a su satisfacción o tendencia; es decir, primordialmente son una necesidad del mercadeo, como de las ventas.

Las formas y los medios para elaborar una encuesta son diferentes; las preguntas, las marcas, o con base en lo que se quiere, como en el mercado objetivo. Las formas pueden ser directa o personal, vía telefónica o medio electrónico, por circularización (correspondencia) etc.

La encuesta más importante y conocida, es la encuesta GALLUP; esta es un sondeo de opinión frecuentemente usado en los medios de comunicación de masas para representar a la opinión pública. La encuesta lleva el nombre de su inventor; el matemático estadístico George Gallup. Hoy en día estas encuestas no son solamente contratadas por los grandes medios de opinión, sino por el interesado mismo (entiéndase afectado positiva o negativamente con el resultado que arroje).

En nuestro país, la época de elecciones es donde más trabajo tienen las empresas encuestadoras, ya que cada candidato contrata su firma de “confianza” lo que hace –además– que se pierda la objetividad de la encuestadora a cambio de no perder un cliente. En política se usa como herramienta para medir el posicionamiento o aceptación y con base en ello realizar o corregir estrategias que permitan conseguir el objetivo; en este caso, el cargo en disputa. Lamentablemente el afán de triunfo y ganas de poder, han servido para que las encuestadoras además de su fin u objeto social lógico, se presten para presentar cifras que nada tienen que ver con la realidad, o por lo menos con la tendencia que arrojaron las cifras verdaderamente.

Hoy las firmas encuestadoras se han vuelto un “arma letal” para el uso (y también el abuso) de quien las utiliza o para lo que le conviene al contratante; entiéndase para bajar el ánimo en los votantes, para subir el ánimo de estos mismos, para crear “exagerada confianza” y debilitar al rival, para producir un efecto sicológico contrario al objetivo esperado por el rival; y en fin, una cantidad de usos que están direccionados por el estratega y líder del marketing político.

En Colombia hay firmas tan reconocidas como Ipsos, Cifras y Conceptos, Datexco y Guarumo, entre otras; pero también son justo las anteriores las que en una pifia sin precedentes, se anticiparon a pronosticar según “el análisis de sus encuestas y cifras” el triunfo del Sí en el plebiscito. El promedio de estas cuatro firmas con trabajos realizados diez días antes de las votaciones, dio como resultado que el Si ganaría con un 62% de aceptación; lo que seguramente sirvió para que este movimiento se relajara, ya que tenía la victoria asegurada, además de motivar a que su rival cambiara la estrategia para arreciar en la campaña publicitaria en la recta final de las votaciones (hecho poco probable).

A parte del resultado desfavorable al Sí, también se puede tomar en los resultados del plebiscito como perdedoras o damnificadas, a las encuestadoras que hicieron “cacaraquear” sus cifras desde una semana antes al día de las votaciones. Hecho que servirá para que estas se replanteen como empresa y como herramienta de apoyo para quien las contrata. Pero a su vez servirá también para tomar conciencia que no necesariamente “el cliente tiene la razón” y que de seguir “jugándole al juego” o dando como resultado lo que el cliente les pide, estarán destinadas a desaparecer; por falta de credibilidad.

¡Hasta la próxima!

Por: Ricardo Alonso Puentes
@ricapul

Ricardo Alonso Puentes

Nacido en Rivera (Huila), residente en Santiago De Cali - Administrador de Empresas, Abogado, Especialista en Finanzas, Periodista deportivo de la Universidad De Rosario de Argentina. Comentarista de Onda Gol - Alfa estéreo 107.8 FM.

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